¿Comer bio es más caro?

Sí, un kilo de naranjas o de patatas bio cuesta más que las de agricultura convencional. Según la revista Lineaires (nov 09), comer bio sale un 72% más caro. Veamos porqué:

La agricultura bio es más costosa en mano de obra. Para combatir las malas hierbas, en convencional basta con regar el campo con herbicidas, mientras que en bio hay que segar o arrancar los hierbajos, y aunque se economice en herbicida, el trabajo es mayor y más costoso. El coste global en mano de obra es un 25% mayor.

Si el cultivo se ve afectado por insectos parásitos o enfermedades, no aplicar fitosanitarios agresivos conlleva perder parte de la cosecha. Resultado: se trabaja más para un rendimiento menor.

Además, el agricultor bio sólo puede vender como bio si paga las auditorías de certificación de su campo y su producción. Este coste afecta al precio del producto.

La distribución bio también es más cara al ser todavía minoritaria. Según aumenta el consumo, este coste va disminuyendo.

Ah, pero es que el precio bio refleja el coste real, mientras que el convencional no: hay subvenciones a la agricultura, no se paga la descontaminación de las aguas y no se valoran las consecuencias para la salud de una alimentación sobrecargada de pesticidas y más pobre en nutrientes. Es decir, los productos bio son más caros para el consumidor pero probablemente más baratos para la sociedad.

De hecho, en un reciente estudio en Francia se constató que el gasto anual por persona en alimentación a domicilio es de <1900 €, mientras que el gasto anual en salud es de >3800 €. ¡Más del doble! Quizás estemos confundiendo los términos. Más vale gastar más en alimentación y menos en fármacos y hospitales.

Además, bio supone más sabroso, más rico en nutrientes, más equitativo para el campo y la ciudad, más sostenible. Los beneficios superan de largo el único inconveniente, el precio a corto plazo.

Y es que, tanto en Francia como en Alemania, en los años ’60 el 40% del presupuesto familiar se dedicaba a alimentación, en tanto que hoy se destina escasamente el 20%. ¿Qué ha cambiado? Nuestro orden de prioridades, en pro del ocio y descuidando la alimentación. ¿Tendrá que ver también la TV, con tantos anuncios exaltando el fast food y la cocina rápida?

Quizás es tiempo para cambios. Os invitamos a conseguir alimentos sanos y ecológicos y a dedicar su tiempo en prepararlos y degustarlos.

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