Cebolla ecológica cultivada en Valencia.

Bulbo de Allium cepa L. Es alcalinizante. Se le considera alimento medicina debido a las siguientes sustancias:

Aceite esencial, mezcla de más de cien sustancias entre las que destacan el disulfuro de alilo y el tiosulfinato. Este aceite, muy volátil, es el responsable del olor de la cebolla y del picor en pelarla.

Flavonoides, entre los cuales quercitina. Los flavonoides favorecen la circulación sanguínea e impiden la formación de coágulos, a la vez que evitan la arteriosclerosis.

Enzimas, como las oxidasas y las diastasas, que favorecen la digestión.

Glucoquina, que reduce el nivel de glucosa en sangre, siendo beneficiosa en caso de diabetes.

Indicaciones:

Afecciones respiratorias. Los componentes azufrados del aceite esencial pasan rápidamente a la sangre y se eliminan por los pulmones. La cebolla es mucolítica (deshace la mucosidad espesa), expectorante (elimina la mucosidad bronquial) y antibiótica. La cebolla mejora todo tipo de infecciones de las vías respiratorias, como sinusitis, bronquitis y neumonía.

Asma bronquial. El tiosulfinato que contiene frena la respuesta alérgica bronquial en caso de asma, y dilata los bronquios. Hay que ingerir la cebolla cruda y sus efectos se notan a los pocos minutos.

Arteriosclerosis y afecciones coronarias. Reduce significativamente la trombosis y los infartos de miocardio. Además reduce los triglicéridos en la sangre y el hígado y aumenta el HDL o colesterol bueno.

Afecciones renales. Es diurética y alcalinizante, con lo que facilita la eliminación de sustancias de desecho. Conviene en caso de cálculos, infecciones urinarias e insuficiencia renal.

Diabetes. Muy aconsejable al reducir el nivel de glucosa en sangre.

Afecciones hepáticas, como hepatitis crónica o cirrosis. Favorece la acción de las glándulas digestivas y la función desintoxicadora del hígado.

Cáncer. Diversas investigaciones atribuyen al ajo y la cebolla la capacidad de inhibir las células tumorales y la menor incidencia de cáncer de estómago y de colon.

Preparación: la forma ideal de consumirla es cruda para obtener el máximo beneficio, aunque si se padece úlcera gástrica o gastritis hay que cocerla. Hervida se tolera mejor; en tal caso mejor que el hervor sea corto, máximo un minuto, y aprovechar cebolla y caldo. Asada es muy sabrosa, pero se reducen los efectos medicinales. Hay otras preparaciones como el jarabe de cebolla (hervir a rodajas y endulzar) y el agua de cebolla (trocear y macerar).

Certificado de agricultura ecológica ES-ECO-020-CV.


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